Su pasión por crear, conectar y servir lo ha llevado a un viaje desde la arquitectura, que ejerció durante diez años en los Estados Unidos, hasta el urban sketching.
En la ciudad de Roma, un desafío con los intrincados detalles de las fachadas de los edificios históricos le puso en el camino de una nueva técnica que hoy aplica a sus talleres: dibujar las sombras primero y a partir de ahí empezar a completar la ilustración; de esta manera se añade libertad y energía a la imagen.
Ha viajado por más de treinta países, y ha impartido talleres en muchos de ellos, animando a los alumnos a incorporar sus experiencias personales a su arte. Para Alán, el dibujo urbano no es solo un pasatiempo, sino una forma de honrar el presente.